Valle de Ocón o el encanto genuino (La Rioja, España)

Valle de Ocón.

El siete es mágico. Incluyendo el despoblado de Oteruelo, junto con La Villa, Santa Lucía, Los Molinos, Pipaona, Aldealobos y Las Ruedas, son siete los municipios del desconocido Valle de Ocón. Siete son las reservas Starlight en la península, una de ellas en esta zona. En la Casa de La Condesa, de El Redal, la habitación siete ha sido mi base de operaciones. Y para ayudar a quienes no se vean capaces de crear su propia aventura, siete van a ser las propuestas para descubrir el Valle de Ocón, que forma parte de la Reserva de la Biosfera:

1. Dedica unas horas al deporte

Las rutas señalizadas para senderistas entre robles, almendros, chopos y hayedos son óptimas para, en días claros, atisbar al fondo los Pirineos, ver corzos en su entorno natural, localizar setas que sólo deben recogerse si se conocen y adivinar en los restos, lo ocurrido siglos atrás en la zona. Las mismas rutas pueden hacerse en BTT, bicicleta de montaña, puesto que la ruta está señalizada. Las rutas a caballo, más cortas, son otra opción a tener en cuenta. Proponemos un recorrido circular saliendo desde Pipaona.

2. Historias de la historia 

El de Parpalinas es uno de los dos templos que albergó la villa romana surgida a finales del siglo I después de Cristo. Los descubrimientos confirman que, para realizar un exorcismo al senador Honorio, a Parpalinas acudió San Millán de la Cogolla, quien dio nombre a la localidad en la que residió y que es considerada cuna del castellano.

Templo Parpalinas.

3. Trujal cooperativo del valle de Ocón

Inactivo desde hace décadas, pero con la maquinaria en perfecto estado, la almazara de Los Molinos se mantiene hoy como museo. La actividad olivarera fue muy importante a mediados del siglo pasado, hoy el aceite BIO de Galilea, donde se  ha instalado el nuevo trujal, se abre paso en el mercado con importantes premios.  

4. Alto de los Molinos

Así conocían los lugareños un pequeño cerro que ocultaba entre la maleza un molino de viento harinero. Demasiado dañado para su reconstrucción, se optó por levantar una réplica en cuyos trabajos colaboró un herrero de la zona. Hoy es uno de los principales atractivos turísticos de Ocón y a sus pies se celebra cada mes de agosto la fiesta de la molienda.

Molino.

5. Arte efímero

Lo bello permanece intacto en la memoria, pero no necesariamente  perdura en el tiempo. “Arte en la Tierra” es el nombre de la exposición que se instala en el mes de agosto en las inmediaciones de la iglesia de Santa Lucía de Ocón. Allí, a la intemperie, quedan las obras de los artistas que asumen que sus trabajos, condicionados por el clima y el terreno, tienen los días contados.  

6. Ruta del vino

Estás en La Rioja, hay vino y muchas bodegas. Casi todas admiten visitas y organizan tours con catas; lo difícil es decidirse por una. Las hay familiares como la de Nestares Eguizabal, que comercializa 3 líneas de vino: tinto, rosado y blanco; de capital internacional como Casa La Rad, la de mayor extensión de viñedo lo que aunque venda dos tercios de la uva, le permite con el resto experimentar en sus propios vinos combinando las diferentes variedades y, finalmente, están las cooperativas, como la De San Cosme y San Damián, de las que salen vinos como Hoya del Conde. 

7. A bocados

Además de los champiñones de Autol, Padrejón o Ausejo, sugerimos  degustar los huevos de oca y los camperos de gallinas en libertad producidos en Huevocón; increibles en su básica receta de fritos y lo suficientemente importantes como para agregárselos a un salmorejo. Las patatas a la riojana constituyen el plato estrella de la región; humilde, contundente  y memorable si se elaboran con chorizo ecológico como el que en Las Ruedas hace Luis Gil, una firma avalada por el trabajo de 4 generaciones dedicadas a la cría del ganado en libertad. Una tabla con jamón, embutido, pate y queso, acompañada del típico pan sobado para untar aceite de Galilea, premio a la calidad 2021, y un botella de vino, amenizan cualquier almuerzo o merienda.

Bodegón.

Tips

  • Alojamiento: “La Casa de la Condesa”, en El Redal, no es sólo un alojamiento rural. Es una casa solariega del siglo XVI con 9 habitaciones  con nombre propio. En la número siete, la del general Solano, imaginé sus batallas antes de morir  por la estocada de un amigo impidiendo  que por su afrancesamiento pasara a la historia por haber muerto ahorcado. Las campanas de la iglesia, que no tañen durante la noche, acompañan por el día el canto de los mirlos que sobrevuelan por el jardín desde donde, estando en una de las siete reservas Starlight, es inevitable elevar la mirada al firmamento. En el salón, la chimenea incita a colocar sarmiento para asar unas chuletillas, otro de los platos típicos en La Rioja. Mejor en compañía, por lo que la opción de reserva completa de la casa es frecuente.
Habitación en La Casa de la Condesa.
  • Restaurante: Imperdonable no ir a la “La Alameda” de Pipaona donde, cocinados por Blanca y Blas, quienes apuestan por el producto local y de Km 0, se pueden degustar cualquiera de los productos mencionados en los párrafos anteriores. La especialidad es, sin embargo, el cochinillo lechal que, tras horas de asado, termina prácticamente desgrasado y con piel crujiente. Ofrecen menús del día, especiales  e incluso jornadas  gastronómicas que dedican al cochinillo, a los huevos de oca o a los hongos. Un espectáculo el corte del cochinillo con plato para ser servido en mesa. 
Cochinillo lechal.

Estamos en una zona, poco poblada en la que el rico patrimonio histórico convive con la belleza paisajística, la forma de vida tradicional, la conservación de su  gastronomía y el impulso de la economía local. 

Araceli Viqueira: 🇪🇸 Despierta imaginaba visitas a lugares desconocidos hacia los que no sabía dirigir mis pasos. El tiempo, el mismo que a veces perdemos, y la curiosidad innata han sido mis aliados. Por fortuna, combinar trabajo y placer hace más fácil mantener la misma ilusión que hace décadas.
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