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mandamientos del viajero y turista responsable

8 mandamientos del viajero y turista responsable

Los constantes cambios que sufre nuestro planeta y sociedad ocasionados principalmente por el cambio climático (del que todos somos parte), exigen viajeros y turistas cada vez más conscientes e informados de los riesgos que conllevan nuestras acciones, así como de los impactos negativos que se generan en las comunidades donde se desarrolla turismo.

El turismo responsable se contrapone con el llamado turismo de masas que creció sin planificación aparente y que su principal objetivo era el beneficio económico: el turismo responsable buscar generar propuestas que minimicen los impactos de este turismo dañino, tales como: degradación ecológica, pérdida de cultura, despojo de tierras, marginación, miseria, desempleo, elevación de la renta.

El turismo responsable trata de «hacer mejores lugares para vivir y mejores lugares visitar.»

Es preponderante ver al turismo y a los viajes como una vía de desarrollo personal y colectiva, así como una herramienta que genera educación, tolerancia y aprendizaje entre los pueblos, su cultura y biodiversidad.

Basado en el Código Ético Mundial para el Turismo de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y en la guía titulada El turista y viajero responsable, donde se exponen una serie de consejos para hacer del viaje una experiencia más provechosa, extrajimos la información para poder crear los que a nuestra consideración son los 8 mandamientos del viajero y turista responsable:

1. Abrazar las culturas y tradiciones ajenas

Las costumbres de la localidad visitada no necesariamente son iguales a las que el viajero vive en su entorno habitual, en la medida que entendamos esto, estaremos dando un gran paso hacia un comportamiento más acertado: se debe convivir en un ambiente de empatía, tolerancia y respeto con las tradiciones de los habitantes de la comunidad local.

Debemos, en la medida de lo posible, usar vestimenta aceptada en la cultura, intentar aprender el idioma local, preguntar si está permitido fotografiar aspectos de la vida diaria de las personas, convivir e interesarnos con las personas del destino visitado, consumir productos locales…

2. Respetar los derechos humanos

El respeto comienza cuando se deja de lado la distinción de las personas de acuerdo a su raza, color, sexo, idioma, religión, capacidad de movilidad física y opinión política. Todos, tanto visitantes como locales, deben tener libertad de actuar de acuerdo a como su grupo social les instruyó, siempre y cuando no transgredan los derechos de los demás.

También se debe tomar en cuenta un problema cada vez más recurrente: la explotación sexual y laboral de niñas, niños, adolescentes  y mujeres en la industria turística, situación a la que el viajero no debe ser ajeno y evitar a toda costa ser “testigo silencioso” de este tipo de actos, por el contrario, estar atento y denunciarlos en caso de ser conscientes de que suceden.

3. Ayudar a conservar el entorno natural

Se trata de contribuir a la conservación y protección de la flora y fauna propia del lugar con acciones como: no tirar basura, evitar en lo posible el uso de transporte que contamine, no comprar productos elaborados a partir de plantas o animales en peligro de extinción y no deteriorar el medio ambiente removiendo de su hábitat natural especies animales o vegetales. Y no sólo es conservar y proteger el entorno, sino dejarlo mejor de lo que lo encontramos: lo que busca el turismo regenerativo.

4. Respetar los recursos culturales

Cada actividad turística que se realice debe practicarse con respeto al patrimonio artístico, arqueológico, histórico y gastronómico de la región; aprovecharlo y enriquecernos de él. De la misma manera, debemos impulsar a los pueblos para que no pierdan su identidad y diversidad cultural (como lo establece la UNESCO).

Debemos prestar atención a las medidas de protección establecidas en monumentos, santuarios, museos, zonas arqueológicas, festividades, etc., permitiendo su supervivencia y dándole difusión para que más visitantes se interesen en ellos.

5. Contribuir al desarrollo económico y social

Siempre que compremos artesanías locales, consumamos en un restaurante local o contratemos prestadores de servicios locales, estaremos ayudando a mantener el desarrollo económico y social de la región: estamos generando recursos económicos en la comunidad para elevar su calidad de vida.

La práctica de regatear es, en la mayoría de los casos es, una manera de menospreciar el trabajo de los artesanos locales, evitarla le dará el justo valor a lo que consumimos y enaltece la cultura local.

6. Informarse sobre el destino a visitar

El conocimiento del destino no debe limitarse a saber dónde está el hotel, los atractivos turísticos y los mejores restaurantes, también debemos ser conscientes de la situación sanitaria del destino, de las condiciones políticas, de las tradiciones, así como de los servicios consulares y de emergencia: acciones que salvaguardarán nuestra salud y seguridad personal, y de la misma comunidad.

Es importante conocer la legislación local para evitar cometer algún acto delictivo en el destino visitado, así como evitar traficar con armas, antigüedades, especies en peligro de extinción, y/o productos prohibidos  por los reglamentos locales.

7. Conservar el agua y la energía

Cuando viajamos es una costumbre, ya sea por comodidad o por creer que lo merecemos pues hemos pagado por ello, dejar la llave del agua o de la regadera abierta y no preocuparnos por su consumo y desperdicio. Con esto no solo afectamos al destino visitado, el problema es global y afectamos al planeta entero. Recordar que se trata de un recurso no renovable.

Lo mismo sucede con la electricidad en acciones como: dejar la televisión prendida por largas horas, utilizar el aire acondicionado aunque no sea necesario, salirnos de la habitación y dejar las luces prendidas, entre otros.

Un viajero responsable es consciente del impacto negativo de sus acciones y del cómo permean en todo el mundo; la mejor manera de ayudar al planeta es no dañarlo, pero si quieres ir un poco más allá, deja el lugar visitado, mejor de lo que lo encontraste.

Seamos conscientes y conservemos nuestros recursos vitales.

8. Entender al turismo como un derecho de todos

El viajero se encuentra, muchas veces, en una posición comodina, creemos que por el hecho de «pagar» tenemos que ser recibidos de la mejor manera, que somos merecedores de la atención y que nuestros deseos deben ser cumplidos. Esto no es así, el servicio y buen trato debe ser mutuo. La educación debe ser tanto del visitante como del local.

En el artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 7.d del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (según la OMT) se garantizó para todos, las vacaciones pagadas periódicas y por consecuencia el derecho al turismo; por lo tanto es responsabilidad de cada uno de nosotros respetarlo y hacerlo valer.

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