¿Sabían que España es actualmente el primer país productor de frutas y hortalizas de Europa con 13,20 millones de toneladas, de las cuales, 1,71 son de manzanas? Y, ¿alguien conoce el nombre de la manzana líder en España? Pues, estamos hablando de Pink Lady, la reina de esta fruta, que encontramos, en nuestro país, en plantaciones de Cataluña, fundamentalmente, en la bella provincia de Lérida, donde está indisociablemente unida al terruño y a la idiosincrasia catalana. Vale la pena, por cierto, descubrir las hermosas plantaciones de manzanos en un paseo por esta zona.
Este año, la cosecha ha sido fructífera y ha aumentado de 15% la producción, recolectándose, manualmente, en Lérida y Gerona, más de 14.000 manzanas, más coloridas que nunca y con una excelente calidad.
Pero Pink Lady tiene unos rasgos particulares que la diferencia de las demás porque reúne unas características que la dotan de una fuerte personalidad tanto en sus orígenes, en su modo de cultivo (es, de hecho, la manzana que más tiempo pasa en el árbol-nada menos que 9 meses-), en sus gentes y en su idiosincrasia. Una manzana que, además, ha hecho de la gastronomía su gran aliada. Esta es la peculiar historia de esta “señora” tan frutal que pone de relieve la importancia de los orígenes de la riqueza gastronómica del concepto producto.
El espíritu Pink Lady
La aventura Pink Lady se inicia un día de 1973 cuando el horticultor australiano John Cripps decide cruzar una Golden Delicious con una Lady Williams, naciendo la Cripps Pink. Con el tiempo, ésta deja lugar a la nueva variedad Rosy Glow, mucho más rosada por las podas en verde manuales que se realizan, en primavera, para que el sol entre de lleno sobre las frutas y aumente su coloración, por los suelos mineralizados y descansados y por la amplitud térmica en otoño. El resultado es la manzana que aparece bajo el sello premium de calidad de Pink Lady, actualmente.
Esta variedad resulta muy aromática, dulce, y su producción local y sostenible se realiza en pequeñas plantaciones familiares de Cataluña (de Lérida y Gerona), mediante procesos que respetan la tierra y el ciclo natural del árbol, recolectándose en su punto óptimo de maduración, después de haber pasado 9 meses en el árbol.
En Cataluña, todo se hace bajo la batuta, profesionalidad y amor de productores apasionados por su producto y por su tierra, como es el caso de Joan Serentil, productor de manzanas Pink Lady y gerente de Fruilar o de Anna Paüls, agricultora de la cooperativa leridana Fruilar y recién escogida representante española en el Consejo de Administración de la Asociación Pink Lady Europa. Las plantaciones de Pink Lady de España suponen un 5 % del total de la producción mundial de estas manzanas y trabajan en ellas, 75 productores.
La variedad Pink Lady comenzó a plantarse en Cataluña hacia el año 2000 pero su espíritu es muy internacional, englobándose en un proyecto muy amplio. Fue en 1997, cuando se creó la Asociación Pink Lady Europa que reúne, en un modelo innovador de colectivo basado en la igualdad de retribución y en la solidaridad a 2.600 productores, 15 distribuidores cualificados y 11 propietarios de viveros franceses, españoles e italianos.
Criterios unificados como el desarrollo de una producción responsable, ecológica y el esfuerzo en una calidad intachable, además de trabajar en numerosas acciones de labor social como la defensa de los intereses femeninos de diversa índole, son algunas de las características de esta Asociación. Los productores de Pink Lady son, por ello, hombres y mujeres apasionados que desarrollan, de forma unida, un trabajo meticuloso para ofrecer una manzana con unas cualidades gustativas únicas buscando siempre la excelencia y con una filosofía detrás que les guía continuamente.
¿Cómo se “hace” una manzana Pink Lady?
Una manzana Pink Lady se diferencia de otras por sus cualidades organolépticas excepcionales, por su color único rosado y por su aroma incomparable. Esto se consigue, por ejemplo, con un cuidado extremo de los árboles, un uso riguroso de los productos ecológicos y siguiendo procesos que evitan los golpes de las frutas en los trayectos del campo a la fábrica o ya en ésta última, conducidas en originales canales de agua para que no reciban choques. Es tal la búsqueda de excelencia que todas aquellas manzanas que no estén perfectas van destinadas a industrias de transformación de alimentos para la fabricación de productos de calidad, como es el caso de los zumos, las compotas o los yogures.
Las manzanas Pink Lady se miman de tal manera que llegan a clasificarse según su firmeza, su contenido de azúcar, su aspecto redondo o su color rosado. El resultado es una manzana que gusta mucho por el equilibrio entre dulzor y acidez, además de durar mucho.
Dato curioso: No todas estas manzanas se consumen en España. Según los países, éstas se valoran en función de su tamaño: las más pequeñas son las preferidas de los británicos y de los nórdicos, las medianas de los centroeuropeos y las más grandes son las favoritas del Sur de Europa, incluyendo España.
Gastronomía “Pink Lady”
Si el proceso de cultivo, desde el campo a la fábrica ya es original y demuestra la filosofía de excelencia de esta manzana, el aspecto gastronómico de la misma no deja de ser importante. Algunos de los mejores pasteleros, cocineros o bartenders de España han elegido, en los últimos tiempos, como ingrediente fetiche de sus recetas, esta variedad tan especial. Es el caso de Christian Escribà, propietario de las conocidas pastelerías Escribà www.escriba.es de Barcelona y considerado como uno de los mejores maestros pasteleros de España, que ha diseñado un panettone, de cara a la Navidad, elaborado con estas manzanas. Realizado con la receta tradicional, el panettone, dulce típico navideño de origen italiano, está salpicado de trocitos de manzana Pink Lady caramelizada y chocolate gold al que se le caramelizan los azúcares.
Así, la manzana Pink Lady es ideal, por sus características, para elaborar tartas de manzana, como la alemana “apfel strudel”, entre otras.
Muchos de los chefs más importantes de España han optado en sus elaboraciones por esta manzana, privilegiando su textura crujiente, su jugosidad y su sabor tan especial. Se ha convertido en fuente de inspiración para Jordi Roca –el pequeño de los Roca, una de las sagas de cocineros más emblemáticos de España, que ha diseñado varios helados de Pink Lady para sus tiendas Rocambolesc, para Joaquín Felipe o para Pepe Solla. Bartenders como Diego Cabrera, Miguel Pérez o Nagore Arregui e incluso diseñadores de moda como Ágatha Ruiz de la Prada, quien diseñó una bolsa para su transporte, también han sucumbido al encanto de esta “lady” tan especial.
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