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Habitaciones Fontecruz Lisboa
Habitación del hotel Fontecruz de Lisboa con su cabecero de postal antigua

Hotel Fontecruz Lisboa, donde el viajero encuentra su casa

Lisboa se ha convertido, desde hace pocos años, en uno de los destinos más apreciados de toda Europa. Melancólica, encantadora, típica en sus barrios populares como el Chiado o la Alfama, plagada de bellísimas plazas como la del Comercio que mira al estuario del río Tajo o la del Rocío, la capital de Portugal posee, además, monumentos históricos excepcionales como la Torre de Belem. Pero, actualmente, Lisboa, bulliciosa y sosegada, a la vez, es una ciudad de contrastes, donde la modernidad cohabita con lo más tradicional. Esto es precisamente lo que ocurre en el Hotel Fontecruz.

Situado en el corazón de la ciudad, en plena avenida da Liberdade, arteria espectacular en su elegancia y trazado que baja desde la plaza de Marqués de Pombal hacia el Tajo, el Hotel Fontecruz es, a la vez, un alojamiento clásico y moderno, perfectamente ubicado para acceder fácilmente a cualquier punto de la ciudad. El hotel tiene su fachada principal en la avenida da Liberdade, en la zona más “chic” y lujosa de la urbe, donde encontramos desde restaurantes de moda como los dos espectaculares locales de Jncquoi, cocina de fusión asiático-americana-portuguesa, pasando por la exquisita pastelería de origen francés Ladurée, hasta numerosas boutiques de ropa y de productos de lujo con las marcas más internacionales.

Fachada Fontecruz Lisboa
Fachada del hotel a la avenida da Liberdade.

Pero, el Hotel, dividido en dos edificios, a los que se añadirá una zona nueva en breve (el establecimiento está en constante evolución), da, en la parte de atrás a uno de los barrios más populares y antiguos de la ciudad, el de Santo Antonio, cuyas callejuelas están llenas de vida y encanto, con tiendecitas o restaurantes de cocina tradicional portuguesa, como por ejemplo, el excepcional Solar dos Presuntos.

Un pequeño hotel en el corazón de Lisboa

Desde el corazón rosa que preside el acogedor jardín-terraza, que separa los dos edificios, uno decorado en tonos oscuros, otro más blanco, hasta la manera de acoger al cliente, todo en el hotel respira amor y cariño hacia el viajero. Inaugurado en 2012 por los hermanos Diego y Hugo Ortega, propietarios de otros establecimientos de alta categoría en España, como el Eugenia de Montijo en Toledo (único hotel de 5 estrellas en el casco histórico), el Fontecruz Avila, La Casa del Presidente, antiguo alojamiento de verano de Adolfo Suárez, primer presidente de la democracia española y el Fontecruz Sevilla Seises, el Fontecruz Lisboa ha sabido captar, como pocos, la esencia de la ciudad.

Lo nuevo y lo clásico impregnan la decoración del lobby, del restaurante y de las 72 espaciosas habitaciones (6 en el edificio blanco que da al barrio de Santo Antonio). La mezcla de lo contemporáneo con lo tradicional se aprecia ya desde la fachada antigua principal con unos espectaculares azulejos negros. Todo respira personalidad, carácter, y, sobre todo, un cariño y un mimo, hacia el viajero, extraordinarios.

Lobby Fontecruz Lisboa
Lobby del hotel.

El Fontecruz Lisboa, de 5 estrellas, está comercializado bajo el sello de calidad Autograph Collection, marca Premium de Marriott. Tiene detalles y calidades de gran lujo como los 95 metros de la Suite Presidencial, los “amenities” de los baños,  firmados por la empresa Chopard (exclusivos para este hotel en Lisboa), las toallas de 600 gramos de doble rizo americano o la ropa de hilo egipcio…Pero, lo que le da ese toque único al lugar no es solo que sea un hotel boutique, que sea lujoso o que se coma estupendamente en su restaurante, el Bistrôa, es, principalmente ese trato personalizado al viajero que hace que nos sintamos tan a gusto como en nuestra propia casa, en un hotel que, además, tiene un tamaño muy manejable. La filosofía es muy clara. Como dice Diego Ortega, “Todo aquel que llegue al Fontecruz Lisboa debe disfrutar, ir despacio, gracias al servicio familiar que se da”. Así, el objetivo es fidelizar a un cliente, cuyas raíces se sitúan en el prototipo del concepto del viajero del siglo XIX o principios del XX, cuando, antiguamente, las distancias y los medios de comunicación hacían que éstos estuvieran largas estancias en los hoteles, transformándolos en su casa.  

Las habitaciones, por cierto, algunas con espléndidas terrazas, homenajean estas épocas con unos cabeceros vintage que reproducen monumentos de Lisboa o ciudades de Portugal-plasmados también en postales imitando a las antiguas en blanco y negro que el hotel regala al cliente, enviándoselas por correo dónde éste desee-, así como numerosos baúles antiguos que sirven de mesillas y que aportan unos toques muy acogedores. Pero, sobre todo, este tributo al Viajero, con majúsculas, se traduce en la amabilidad de todo el staff del hotel que  le abre su corazón, con sencillez, desde el primer momento con miles de atenciones, sonrisas y guiños como las 138 llaves antiguas que decoran la recepción, y que simbolizan, además del número de la avenida da Liberdade donde se encuentra el hotel, la apertura del afecto de este establecimiento al cliente, como si éste llegara a su propia casa.

Cocina, vinos y mucho cariño

Como no podía ser de otra manera, esta calidez se traduce también en la oferta gastronómica del hotel. ¿No comemos bien en casa? Pues aquí, también pero, además, servidos con cercanía y cariño. Bistrôa se llama el restaurante. Moderno, acogedor y cosmopolita, está presidido por un piano que ameniza las comidas y por la espectacular barra americana, donde nos pueden preparar riquísimos cócteles.

barra coctelería Fontecruz
La barra del Hotel en el restaurante, con una gran selección de cócteles.

Decorado en tonos oscuros con plantas, chimenea o fotos como la del cantautor francés Serge Gainsbourg, ofrece una sabrosa cocina que hace hincapié en el producto portugués (almejas, bacalao, pulpo…), con toques modernos y una cocina tradicional lusa que se remonta a “las recetas de las abuelas”, como recalca el encantador chef  Rui Borges. En la carta, también hay aportaciones españolas como el jamón ibérico de La Alberca (Salamanca) y una selección de vinos espectacular y única.

Desde vinos portugueses de altísima calidad como el tinto Coudel Mor Reserva (DOP Tajo) hasta una variedad de caldos provenientes de la Bodega Alta Pavina, propiedad de la propia familia Ortega, situada en tierras de Valladolid, en el Pago de la Pavina (La Parrilla). Vinos de la Ribera del Duero, elaborados casi todos, de forma muy original, con la uva pinot noir, ya sea sola o mezclada con tempranillo o cabernet sauvignon. Una uva conocida por su delicadeza y su elegancia que se sale de lo habitual de esas tierras que es el tempranillo, dando nacimiento a vinos excelentes como el buque insignia de esta, pequeña pero vitalista, bodega de la familia, el Pinot noir Citius, de 2014, 20 meses en barrica antigua francesa, o el afrutado Rosado Pavina, Pinot noir.

Desayuno Fontecruz
El espléndido desayuno del Hotel Fontecruz Lisboa.

Los desayunos son exquisitos. Para no perdérselos! No solo por el showcooking que prepara el chef Rui Borges, elaborando todo tipo de huevos, sino por la delicada vajilla, o la calidad de los productos como las naranjas de Alentejo con las que nos hacen un riquísimo zumo natural. Lo dicho, como si amaneciésemos en nuestra propia casa!

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Acerca de Carmen Pineda

Inquieta, rigurosa, sensible y amante de la cultura (sobre todo el cine), el turismo, la gastronomía y los viajes. Me gusta comunicar y escribir sobre mis experiencias y sobre el mundo en general.

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