50 años de Patrimonio Mundial: la influencia del turismo

Este 2022 se cumplen 50 años de la Declaración del Patrimonio Mundial, promulgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El reconocimiento de elementos patrimoniales (naturales y culturales, luego también inmateriales y ciudades) bajo esta categoría buscaba alentar su protección y un sentimiento de pertenencia global después de las dos Guerras Mundiales.

Aunque con algunas excepciones, tradicionalmente la relación entre la industria turística y el sector cultural ha venido siendo distante e incluso mutuamente recelosa, aun cuando en muchas ocasiones el patrimonio es uno de los motivos más importantes para seleccionar un destino. A nivel político, estas áreas suelen pertenecer a carteras separadas. A nivel internacional, fue en 2015 que la Organización Mundial del Turismo (OMT) organizó el primer encuentro global entre Ministros de Cultura y sus homónimos de turismo.

Sin embargo, su relación ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Volviendo a la Convención sobre el Patrimonio Mundial de 1972, el texto original solamente mencionaba al turismo como uno de las posibles amenazas en la forma de desarrollos sobredimensionados. Aquí debe tenerse en cuenta el contexto histórico: el modelo fordista, basado en mover cantidades crecientes de personas en viajes estandarizados cuya motivación principal solía ser el descanso. Recordemos, por ejemplo, que Cancún se empieza a construir poco antes.

“El Comité establecerá, llevará al día y publicará, cada vez que las circunstancias lo exijan, con el nombre de «Lista del patrimonio mundial en peligro» (…) Sólo podrán figurar en esa lista los bienes del patrimonio cultural y natural que estén amenazados por peligros graves y precisos como la amenaza de desaparición debida a un deterioro acelerado, proyectos de grandes obras públicas o privadas, rápido desarrollo urbano y turístico, (…)” (UNESCO, “Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural”, Artículo 11.4).

Choca, por ejemplo, que no se tuviera en cuenta a los viajeros entre los públicos objetivos. De hecho, la Sección 6, referida a la educación, habla de concienciar sobre el valor del lugar (outstanding universal value, OUV) a la población local. Si bien esto es inexcusable, una interpretación que verdaderamente logre comunicar el OUV a los visitantes exteriores (nacionales o internacionales) se convierte en una excelente herramienta de educación, difusión e incluso de conservación (Powell y Ham, Xu et alt.).

Diferentes factores han motivado que en la actualidad la relación entre el Patrimonio Mundial y el turismo se ha vuelto mucho más estrecha. Por un lado, la misma UNESCO ampara redes universitarias de investigación, denominadas UNITWIN-UNESCO. En total, ocho tienen al turismo como una de sus líneas principales, vinculadas a la sostenibilidad, la paz, la cultura o el desarrollo. Por el otro, en la práctica, obtener el reconocimiento de lugar o evento Patrimonio de la Humanidad se ha convertido en una etiqueta que funciona como reclamo turístico. Por lo común, el elemento entra rápidamente en la lista de los must see mundiales o nacionales (Uluru, Chichén Itzá, Taj Mahal…). Si bien también debe tenerse presente que existen casos en los que la relevancia patrimonial no va pareja a la atención pública. Por ejemplo, Berlín es una capital política y turística europea, con lugares tan visitados como la MuseumsInseln. En cambio, los desarrollos urbanísticos modernistas son apenas conocidos, aunque ambos fueron reconocidos como Patrimonio Mundial.

Volviendo a los casos que se han colocado con éxito en el imaginario colectivo, en los últimos años la prensa ha evidenciado sus problemáticas. Si bien un mayor número de visitantes a priori significa un incremento de ingresos, a menudo también se reduce la calidad de la visita y, consecuentemente se incurre en la banalización del lugar, por no mencionar los problemas de conservación tanto en los lugares culturales como naturales. En el caso de la cultura viva, sus manifestaciones son sensibles a la presencia foránea, la que contribuye a su modificación ya sea de forma orgánica o comodificándolas. Sin duda, el caso más controvertido en la esfera pública es el de las ciudades, donde excesivos flujos de visitantes causan problemas de convivencia de éstos con los residentes: la temida gentrificación. Precisamente por la conciencia que devenir un referente cultural-turístico trae parejo ventajas y desventajas, ya en 1991 se constituyó la Organización de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, dividida en 5 secretariados. Su principal objetivo es generar inteligencia colectiva para la gestión urbana.

Cabe destacar que, a pesar de los demostrados efectos perniciosos que el turismo puede tener sobre los elementos, solamente uno de los quince lugares incluidos en la lista de patrimonio en peligro menciona al turismo como una de sus amenazas fundamentales. Asimismo, cabe notar que el número de lugares inscritos no hace sino aumentar y que, como medida preventiva, la UNESCO exige que el pliego de candidatura tenga en cuenta la gestión turística.

Y es que, con todo, los beneficios de recibir más visitantes no se limitan al aumento de los indicadores económicos, aunque éstos sean importantes. Existen beneficios socioculturales como un aumento en la conciencia local hacia la conservación ambiental y de los elementos culturales, pueden recuperarse las formas de hacer ancestrales, la valoración por parte de foráneos aumenta la autoestima local y las infraestructuras habilitadas para el turismo (construcción de carreteras, aumento de los servicios de limpieza…) contribuyen a mejorar también la calidad de vida del residente permanente.

Referencias

  • Powell, Robert B.; Ham, S.H. “Can ecotourism interpretation really lead to pro-conservation knowledge, attitudes and behaviour? Evidence form the Galapagos Islands.” Journal of Sustainable Tourism, vol. 16, núm. 4, 19 de diciembre de 2008, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09669580802154223
  • United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization. (1972). Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural. París: UNESCO.
  • Organización Mundial del Turismo. Youtube. UNWTO/UNESCO World Conference on Tourism and Culture 04/02/2015, 3 de febrero de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=VFAbEwpuXK4. Accesado 10 de enero de 2022.
  • Xu, Jianchu; Ma, Erzi T.; Tashi, Duojie; Ru, Yongshou; Lu, Zhi; Melick, David. “Integrating sacred knowledge for conservation: cultures and landscapes in Southwest China.” Ecology and Society, vol. 10, núm. 2, diciembre 2005, https://www.jstor.org/stable/26267737
Neus Crous Costa: 🇪🇸🇲🇽 Turismóloga. Ha trabajado en consultoría y en diversos museos. Se interesa por la cultura, la cooperación y la educación. Actualmente es investigadora vinculada a la Universitat de Girona (España) y participa en redes profesionales y académicas internacionales.
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