Todo es de color: Más allá del blanco y negro

Collage de murales en Bilbao.

Sociales, comerciales, políticos, culturales, reivindicativos, agitadores, conciliadores, desafiantes, futuristas, figurativos, identitarios, costumbristas, realistas, tradicionales, industriales, dinámicos, amables, pintorescos, atávicos, grotescos, joviales, aterradores, ecologistas, difuminados….los murales de Bilbao, que recorren sus barrios pero se concentran en Bilbao La Vieja, son tan diversos como sus gentes.

Cansados de ver la vida en blanco  y negro, de cuya mezcla sólo surgía una única tonalidad gris como consecuencia del humo emanado durante los años del pasado industrial consiguiendo envolver los edificios hasta volverlos invisibles, desde hace décadas las paredes de Bilbao se ovillan entre coloridos murales y grafitis que han insuflado animación a las calles.  

Si en la segunda mitad del siglo XX las paredes estaban llenas de “pintadas” políticas reclamando la amnistía o el acercamiento de los presos, algunas de las cuales realizadas de manera cuasi-clandestina permanecen, hoy por las calles abundan los grafitis de todo tipo de temática.

«Amnistía»

FOTO AMNISTIA

El arte urbano  de la mano tanto de artistas locales como extranjeros, se expande por fachadas, techos, muros, vagones, pilares o sobre cualquier superficie lo suficientemente visible a los ojos urbanitas. El Puente de San Antón, sobre la ría que en Bilbao todo lo vertebra, es el punto de partida de uno de los recorridos más largos e interesantes que, en realidad, bien podría iniciarse en Calzadas de Mallona con el mural que expone cómo eran los antiguos andenes para pasar posteriormente por los soportales de La Ribera donde no es posible dejar de sorprenderse con “La leyenda de Kixmi”, obra figurativa que Rafa Olalde pintó en el techo porticado. 

Según la leyenda, Kixmi (monito) era el nombre con el que los antiguos vascos denominaban a Cristo / Fotografía de Rafa Olalde

Estábamos en el puente de San Antón. Solo con girar la cabeza a un lado podemos ver un mural de Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN ) en las persianas de una lonja. Al otro, en el Muelle de Urazurrutia, en la parte posterior de la Casa Cuna construida en 1912 por el arquitecto Ricardo Bastida para los hijos de los jornaleros, asoma el que quizá sea uno de los murales más coloridos de la ciudad. Estamos ante el trabajo de Erb Mon, un artista que llegó a la pintura a través de la fotografía y que, durante unos años, se dedicó en exclusiva a los murales de colores y formas muy llamativas como también se puede observar en sus obras de las cercanas calles Barrenkalle, Gimnasio, Arechaga o Plaza de Los Tres Pilares. 

El Muelle de Urazurrutia que no hace tantos años desprendía un intenso olor a especias ya que albergaba varios almacenes de este tipo, no llegó nunca a los índices de degradación de la que luchan por huir las colindantes y cada vez más regeneradas calles San Francisco o Las Cortes.  A la calle Bilbao La Vieja le sacó, en 2012, los colores Sixe Paredes con su “Futurismo Primitivo” y desde donde se puede ver el “OVNI” geométrico, caleidoscópico, de Anna Taratiel. Ambos rebosantes de color. 

Mural futurismo primitivo de Sixe Paredes.
Mural «OVNI».

Muy castigada en su momento por las drogas y la prostitución, Las Cortes sigue siendo una calle a evitar a partir de la caída de la tarde. Durante el día, aunque el panorama no pueda ser calificado de relajante, se puede caminar sin más precaución que la de hacerlo con sentido común. La vía está jalada de trabajos; uno de ellos “Niño Jama Masjid”, de los colombianos Stinkfish y Juan Malk pone, con la ternura que desprenden sus ojos, el contraste a la dureza de esta calle en la que también se ha plasmado la imagen de  una mujer con el corazón en la mano, sobre cuya cabeza –a modo de corona- reza “al que esté triste ilumínale”,  uno de los trabajos de Ruth Juan . 

Niño Jama Masjid de Stinkfish y Juan Malk.

En los accesos a Bilbao La Vieja, desde la zona más cercana a Zabálburu y principio de las Calles San Francisco y Las Cortes, se anticipa un reguero de murales joviales en una demarcación en la que ser un niño no debe de resultar fácil. Quizá por ello ver a un adolescente practicando skate y surcando los tejados no es cuestión de malabarismo sino de magia. Es el animado trabajo, al que sencillamente titularon “Skater”,  que hace ya casi 20 años realizaron Bada, Fermín Moreno, y Jorge Rubio. 

Los bilbaínos nos jactamos de decir que nacemos donde queremos. Eso debió pensar el autor de “Bebé”, de los pocos en blanco y negro, que Murales de Bilbao plasmó en la calle Zamákola bajo el puente situado en los límites de Bilbao La Vieja y el Barrio, una zona devastada por las inundaciones de 1983.  Uno de los murales más impactantes y más bellos, a mí juicio. 

Mural «Bebé»
«Skater».

Al igual que los niños, las mujeres tienen un hueco en los murales a base de reivindicarse, por supuesto. Son protagonistas de los mismos, y también autoras. Las hermanas Verónica y Christina Werckmeister,  norteamericanas afincadas en el País Vasco, son las autoras del delicado e inmenso mural “Giltza bat” pintado sobre uno de los pilares del Puente de La Salve desde donde las vistas del Guggenheim son, sencillamente, increíbles. Un motivo más para desviarse de la ruta inicial y admirar la serena conversación que en el mural mantienen dos mujeres de diferente edad.

«Giltza BAT» de Verónica y Christina Werckmeister.
Museo Guggenheim Bilbao.

Y sí, porque en esta ciudad que un día fue gris, que ha superado crisis industriales, que ha soportado numerosos atentados, en la que se ha respirado humo y carbón, es posible no solo VIVIR o CONVIVIR sino incluso SOÑAR. Me guardo para el final el gigantesco mural de “Spy” que ,en 2015, rotuló esta palabra sobre un fondo blanco que se vislumbra a gran distancia.

Mural «SOÑAR» de Spy.

Pero la ruta de los murales y grafitis no acaba aquí. Con estas líneas sólo hemos querido incitar, provocar en el lector el deseo irrefrenable de visitar una ciudad en la que, les adelanto, se encuentra el mural más grande del mundo (Miradas sobre Bilbao de Jorge López Guereñu). Porque en Bilbao todo lo hacemos a lo grande; también los grafitis, que en su día fueron perseguidos. 

Araceli Viqueira: 🇪🇸 Despierta imaginaba visitas a lugares desconocidos hacia los que no sabía dirigir mis pasos. El tiempo, el mismo que a veces perdemos, y la curiosidad innata han sido mis aliados. Por fortuna, combinar trabajo y placer hace más fácil mantener la misma ilusión que hace décadas.
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