Un elixir y deleite en el paladar, recae en un mundo de sabores, colores y texturas. Aspectos tangibles o intangibles que grandes visionarios y paladares de las élites aún no han comprendido en su totalidad, pudiendo ser tangibles aquellas texturas unicolores, bicolores, tricolores y demás…que representan una base alimenticia, tales como, lo áspero o suave de nuestras semillas básicas, frescas, secas o tostadas y los cuerpos y cortezas de grandes alimentos como lo son el chile y su extensa variedad sean frescos o secos.
¿Y después? Después de ello vienen todos aquellos aspectos intangibles que sólo pueden ser conocidos por un mundo de aromas y sabores sin igual cuando se adentra y se respira en ellos para conocer sus raíces, sus orígenes y su propio mundo, con el fin de proporcionar una misión: Transportar al mundo de la gastronomía prehispánica. Lo cierto es, que esta gastronomía debe ser experimentada para comprender su gran extensión cultural con legado Mesoamericano y de los colonizadores españoles.
Esta gastronomía representa también una fuerte inclusión de tradiciones que hoy en día se representa como uno de los fines turísticos de carácter nacional e internacional, sencillamente por la sofisticación y simplicidad de ingredientes conjugados a la vez para formar parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Grandes sabores, dulces, suaves, fuertes, condimentados, picosos y extravagantes son las raíces del potencial y la estructura mexicana por la que es conocido el Estado.
La originalidad de la cocina mexicana representa el cuerpo de una serie de sabores que la distinguen de polo a polo y de trópico a trópico.
Maíz, frijol, chiles, arroz, verduras, frutas, especias, nopal, cacao, cereales, quelites, insectos, entre otros, son el determinante de los variantes de la cocina mexicana y de sus culturas que son grandes enigmas gastronómicos que aún faltan por ser descubiertos, combinados, vividos y elegidos.
La gastronomía mexicana, una ciencia, un arte, un dogma, simplemente un placer de culturas.
