Trujillo no es solo un punto en el mapa del Valle del Cauca, Colombia; es una cápsula del tiempo, una fotografía antigua que conserva intacta la esencia de sus calles y su profunda cultura cafetera. Al llegar a este municipio, ubicado aproximadamente a una hora y veinte minutos de Cali, el tiempo parece ralentizarse, y el aroma a café recién tostado evoca inmediatamente la tradición de este pueblo.
Sus casas se visten con una paleta vibrante: ventanas de madera bellamente caladas, balcones florecidos que se asoman a las calles empinadas y fachadas pintadas en tonos vivos —verdes, azules, ocres— que contrastan maravillosamente con el verde intenso de sus montañas circundantes. El material predominante, el bahareque, es testimonio de una técnica constructiva adaptada al clima y la geografía, un sello identitario que se niega a desaparecer.
La tradición de Trujillo trasciende sus muros; se siente y se vive en el campo. Trujillo es tierra de pequeños y medianos caficultores que han heredado el saber de sus abuelos. Por ello, el proceso del café aquí no es una simple labor, sino una ceremonia que honra el conocimiento ancestral de la región.
Reconocimiento y sostenibilidad
Actualmente, este municipio colombiano ostenta dos importantes reconocimientos mundiales y un galardón nacional:
- Patrimonio Mundial de la Humanidad: Su territorio hace parte oficial del Paisaje Cultural Cafetero (PCC), declarado por la UNESCO.
- Red Mundial de Turismo Emergente: Es el primer municipio del Valle del Cauca en ser incluido en la Red Mundial de Municipios Turísticos Emergentes por la Organización Mundial de Periodismo Turístico.
- Nominación Nacional: Está nominado para el Premio Nacional de Turismo Colibrí Alas de Sable Serrano en la categoría de Mejor Municipio del Paisaje Cultural Cafetero, que anualmente entrega la Corporación Colombiana Agenda Turística.
A pesar de estos títulos, sus habitantes no le apuestan a convertirse en un destino de turismo de masas. Ellos prefieren seguir ofreciendo una experiencia auténtica y profunda. Trujillo es el destino ideal para quienes desean desconectarse, respirar un clima relajante y entender la complejidad detrás de una taza de café de alta calidad, mientras recorren el museo de postales naturales que ofrece el Paisaje Cultural Cafetero.