El turismo regenerativo, entendido como aquel que va más allá de la sostenibilidad y se encamina hacia una propuesta de sanación relativa tanto a ecosistemas como a culturas, es un fenómeno reciente. En el mundo de habla hispana y portuguesa, su popularidad inicia básicamente después de la pandemia, como puede verse en esta imagen, correspondiente a una búsqueda en Google Trends sobre “turismo regenerativo” entre 2015 y octubre de este año. Un dato significativo es que, desde entonces, el interés no ha dejado de crecer.

Las búsquedas en lengua inglesa muestran un patrón muy parecido, pero con un número de consultas algo más grande. Pese a las leves diferencias que existen con respecto a 2020 y 2021, años en los que se muestra un mayor interés por la expresión en español, lo más característico sin duda es el incremento paulatino de las búsquedas, el cual, en el caso del inglés, resulta incluso más pronunciado en los últimos meses, como se aprecia en la siguiente imagen (que añade a la anterior el término de búsqueda “regenerative tourism”).

Tal popularidad parece corresponderse también con la producción académica en los mismos idiomas. Una búsqueda sencilla en Google Scholar con las expresiones “turismo regenerativo” y “regenerative tourism” nos aporta los siguientes resultados anuales.
| Año | Número de textos en español o portugués | Número de textos en inglés |
| 2025 (hasta octubre) | 121 | 1,120 |
| 2024 | 125 | 958 |
| 2023 | 85 | 536 |
| 2022 | 79 | 289 |
| 2021 | 49 | 203 |
| 2020 | 45 | 67 |
| 2019 | 5 | 31 |
| 2018 | 6 | 8 |
| 2017 | 2 | 10 |
| 2016 | 0 | 14 |
| 2015 | 0 | 7 |
Evidentemente, se han indicado los resultados “en bruto”, sin analizar los detalles de las búsquedas, o de cada uno de los textos que aparecen en las mismas. Si se hiciera esto, es probable que el número de textos fuese algo inferior. No obstante, la proporción de crecimiento año con año sería similar.
El turismo regenerativo pretende ir más allá de la sostenibilidad, un modelo centrado en preservar (no en curar) y que se juzga ineficaz, al no haber sido capaz de cumplir sus objetivos. No obstante, una sencilla consulta comparando los términos “turismo regenerativo” y “turismo sostenible” muestra una popularidad mucho mayor para el segundo, concretamente en una proporción de 59 a 1, como se aprecia en la siguiente imagen. Esto parece coherente con el hecho de que la sostenibilidad sigue siendo el enfoque dominante, tanto a nivel académico como de políticas públicas, agenda internacional, etc.

El turismo regenerativo es un heredero reciente del paradigma que puede retrotraerse hasta obras como To-morrow: A Peaceful Path to Social Reform, publicado en 1898 por Ebenezer Howard. Una contribución de enorme relevancia a este paradigma es la obra del arquitecto estadounidense John T. Lyle (1934-1998), quien es considerado como el padre del diseño regenerativo. En libros como Design of Human Ecosystems (1984) o Regenerative Design for Sustainable Development (1996), el primer manual práctico de diseño regenerativo, Lyle propone algunas de las ideas que aún siguen guiando hoy día a todo el pensamiento regenerativo. Así sucede con la sustitución de los sistemas lineales (que agotan los paisajes de los que dependen) por sistemas cíclicos, o con la idea de que, si se quiere diseñar lugares capaces de juntar de nuevo a humanos y naturaleza, se debe comprender el orden ecológico subyacente, cuyos principios funcionan de un modo análogo a como lo hacen en arquitectura los principios de la mecánica.
Cuando hacemos una consulta en Trends, comparando los términos “regenerative design” y “regenerative tourism” en todo el mundo desde 2004, año en que Google comienza a recoger los datos de popularidad de sus búsquedas, nos encontramos con la siguiente figura:

Dejando a un lado los picos de los primeros años, que suelen explicarse debido al escaso volumen de las búsquedas y la falta de puntos de comparación, la imagen muestra con claridad que el diseño regenerativo ha sido históricamente 6.5 veces más popular que el turismo regenerativo. Gran parte de esta diferencia se debe a la situación entre 2004 y 2020, cuando apenas se hablaba de turismo regenerativo, mientras que el diseño regenerativo es un tema que por entonces generaba mucho más interés.
Si hacemos la misma búsqueda, pero relativa a los últimos cinco años, la diferencia se reduce y el diseño es 3.6 veces más popular, mientras que en los últimos 12 meses, se reduce todavía más, y el diseño regenerativo es 2.1 veces más buscado que el turismo regenerativo. Estos resultados señalan algo que ya hemos visto, como es la creciente popularidad del turismo regenerativo.
Tal popularidad, junto con su entusiasta ritmo de crecimiento, pone a esta forma tan interesante de entender el turismo en riesgo de convertirse en una moda, pudiendo llegar incluso a aproximarla al greenwashing.
Por otro lado, a quienes estudiamos el turismo nos marca una tarea muy clara: debemos fijar las bases conceptuales y éticas, el significado e implicaciones del turismo regenerativo, para eliminar cualquier confusión que pueda empañar este concepto, el cual todavía parece hallarse en construcción. Sus posibilidades (o promesas) de cara al futuro nos obligan a este trabajo de precisión teórica.
