Palenque, selva lacandona y cascadas de Agua AzulEn imagen (de izquierda a derecha), la Zona Arqueológica de Palenque, habitante de la Selva Lacandona y las Cascadas de Agua Azul en Chiapas.

Hablar de Chiapas es hablar de una tierra privilegiada por la naturaleza y la cultura. Desde las imponentes Cascadas de Agua Azul hasta la impenetrable Selva Lacandona, Chiapas ofrece un abanico de paisajes que, por sí mismos, justifican el título de uno de los destinos ecoturísticos más ricos de México. Pero detrás de esta riqueza se esconde una pregunta que como sociedad debemos hacernos: ¿estamos preparados para cuidar lo que promovemos?

Hoy más que nunca, el ecoturismo se presenta como una alternativa inteligente frente al turismo de masas. Los viajeros buscan desconectarse de lo urbano para reconectarse con lo auténtico: comunidades, senderos vírgenes, fauna libre. Chiapas tiene todo para ser un ejemplo de turismo sostenible; sin embargo, la realidad es que muchas zonas carecen de infraestructura adecuada, capacitación local y planes de manejo ambiental sólidos.

He tenido la fortuna de recorrer algunos proyectos ecoturísticos comunitarios en la Selva Lacandona y he sido testigo de la pasión de los pobladores por compartir su herencia cultural y natural. Pero también he visto cómo la falta de apoyo gubernamental o de políticas claras deja la puerta abierta a la explotación indiscriminada. Es un contrasentido promover el ecoturismo y a la vez permitir carreteras mal planeadas, tala ilegal o contaminación de ríos que son el principal atractivo para el visitante.

Urge, pues, que autoridades, comunidades y empresarios entiendan que el ecoturismo no es un eslogan verde para atraer turistas: es un compromiso real con la conservación y el desarrollo local. Esto implica capacitar guías, respetar la capacidad de carga de los destinos y garantizar que los beneficios económicos permanezcan en las comunidades anfitrionas.

No podemos permitir que Chiapas se convierta en un destino de moda a costa de su esencia. De nada sirve colgarse la medalla de “estado verde” si sus reservas y parques siguen sufriendo incendios, contaminación o turismo irresponsable.

Como visitante, también tenemos responsabilidad: viajar a Chiapas con ojos abiertos y conciencia despierta. Comprar artesanías locales, elegir operadores certificados, respetar las normas de cada sitio y dejar atrás solo huellas y gratitud.

En manos de todos está que Chiapas siga siendo ese edén que hoy seduce a México y al mundo. La naturaleza nos ofrece un paraíso; devolvámosle respeto, cuidado y futuro. Solo así el ecoturismo será, de verdad, un motor de esperanza y no una amenaza disfrazada de buena intención.

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Por Arturo Juárez

🇲🇽 Estudiante universitario comprometido con el turismo sostenible. Apasionado por impulsar el ecoturismo en mi entorno mediante propuestas innovadoras que fortalezcan comunidades y protejan la naturaleza. Combino mi formación académica con la promoción de prácticas responsables y el desarrollo local.

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