Actualmente, el concepto de turismo ha evolucionado, trascendiendo la mera recreación para convertirse en un vehículo de aprendizaje y conciencia histórica. Por eso, el turismo cultural contemporáneo se apoya en diversos pilares, incluyendo la historia y el patrimonio, abarcando no solo las glorias y los hitos positivos de una nación, sino también las tragedias y sus momentos de conflicto (Stone, 2006). Ejemplos de esta tendencia global conocida como “turismo de memoria” o “turismo oscuro” son ineludibles el Muro de Berlín o los antiguos campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, que demuestran que el dolor histórico puede y debe ser integrado en la narrativa turística como herramienta pedagógica que fomente una reflexión social (Rivadeneira, 2022).
Desde mi interés por el turismo cultural y su entorno en Guayaquil, me hacen pensar en los ecos del pasado que muchos prefieren olvidar. Dentro de los recorridos entre malecones, plazas y una ciudad moderna y vibrante, también me surge la pregunta: ¿Qué pasa cuando la postal del turismo también oculta cicatrices profundas de su historia? Y en esta interrogante, entre muchas otras, en este mes de noviembre, recordé que aún existen familiares de la memoria silenciada de la lucha de los obreros de 1922, la cual fue plasmada por Joaquín Gallegos Lara en «Las Cruces sobre el Agua» (1946). ¿No podríamos rescatarlo con mayor fuerza para reconocer estos espacios de liberación de nuestros antecesores? ¿No podría ser una forma diferente de crear espacios turísticos provenientes de nuestra historia?
Si revisamos los datos de Ecuador y Guayaquil, en 1920 estaba ingresando al mercado mundial con su boom cacaotero como tercer exportador; con esta expansión crecieron las industrias de gas, transporte urbano y alimentos; con este avance también hubo mayor número de organizaciones sociales con horizonte de lucha por mejorar las condiciones de trabajo y bienestar colectivo. En 1922, el declive del precio del cacao por los efectos de la Primera Guerra Mundial tuvo efecto sobre todo en los trabajadores; sus jornadas se extendieron y los salarios fueron más bajos. Con esto se organizó la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana (FTRE), donde su lucha era eliminar “la explotación del hombre por el hombre” y su objetivo “Pan, Libertad, Amor Y Ciencia”. Se reunieron 12 asociaciones y otros gremios artesanales consolidados (El Universo, 2022).
El punto de inflexión ocurrió el 17 de octubre, cuando los trabajadores de Guayaquil y Quito Railway Company (la empresa responsable del Ferrocarril del Ecuador) presentaron una serie de peticiones laborales básicas, entre ellas: salud, respeto a 8 horas de trabajo, seguro contra accidentes, plazos adecuados de aviso de despido y reintegro de compañeros despedidos. Tras ser negadas, se declararon en huelga y continuaron la suspensión de actividades; la paralización del ferrocarril fue lo más grave por el flujo del comercio y la comunidad.
Días después llegaron a un acuerdo trabajadores y empleadores; pero con el logro de estas exigencias se impulsó con mayor convicción a otros gremios y organizaciones para redactar pliegos de exigencias en las empresas: Luz y fuerzas eléctricas y de carros urbanos, piladoras, aserradores de madera Santa Rosa, San Francisco, San Luis, el Molino Nacional, El Progreso, La María La Romana, el Artesanal, La Universal, Jabonería Nacional, Casa Americana y La Fama.
El 13 de noviembre, más trabajadores se unían, como los empleados del diario El Telégrafo, la Cervecería Nacional, los choferes, el Centro Femenino Rosa Luxemburgo, la asociación 9 de octubre, talleres mecánicos, entre otros. Los reclamos no eran por empresas, sino por colectivos liderados por FTRE, y se declaró una huelga general en la historia del país.
Con la resolución de los trabajadores, Guayaquil estaba bajo su control; los mismos desfilaron por la Avenida 9 de Octubre. Era una huelga, pero no hubo desmanes, tampoco quiebres en la infraestructura, pero sí muchos apresados, por lo cual fueron al cuartel de la policía y empezaron los disparos de los manifestantes y asesinaron a un sinnúmero específico de obreros, los cuales fueron lanzados al río Guayas. Causa por la cual cada 15 de noviembre los familiares y amigos de estas víctimas arrojan cruces y flores al río Guayas, como un acto de memoria y respeto hacia los caídos. Aun en nuestros días ocurre este suceso, pero son pocas las personas las que conocen lo que representa.
La novela «Cruces sobre el Agua» de Joaquín Gallegos Lara encapsula un documento de denuncia social, un homenaje a la clase obrera sacrificada y un llamado a la memoria colectiva (Gallegos, 1946). Por ello, este suceso podría proporcionar una profundidad histórica y social del puerto principal del Ecuador, añadiendo autenticidad al destino y no solo una visión superficial de solo comercio y modernidad. Además, lugares como la Plaza Centenario, Avenida 9 de Octubre, el Malecón Simón Bolívar, el río Guayas y el Barrio del Astillero, si son articulados a través de la narrativa, pueden ser valorados como patrimonio cultural intangible que conoce la lucha de los guayaquileños; por el contrario, parte de su historia.
Referencias
- El Universo. (2022, 13 de noviembre). ¿Qué sucedió el 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil? Las calles se tiñeron con sangre trabajadora y el río Guayas fue testigo de la barbarie.
- Gallegos Lara, J. (1946). Las cruces sobre el agua. Casa de la Cultura Ecuatoriana.
- Rivadeneira, A. G. (2022, 8 de noviembre). Agenda conmemorativa por los 100 años de masacre obrera registrada en Guayaquil el 15 de noviembre de 1922. Universidad de las Artes.
- Stone, P. R. (2006). A dark tourism spectrum: Towards a typology of death and macabre related tourist sites, attractions and exhibitions. Tourism: An Interdisciplinary International Journal, 54(2), 145-160.
- Universidad de las Artes. (2022, 8 de noviembre). Agenda conmemorativa por los 100 años de masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 [Imagen]. UArtes. Recuperado de https://www.uartes.edu.ec/sitio/blog/2022/11/08/agenda-conmemorativa-por-los-100-anos-de-lamasacre-obrera-del-15-de-noviembre-de-1922/