Turismo indígena en Colombia: Un camino ancestral hacia la sostenibilidad y la autonomía

Mujer de la cultura Tayrona de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El turismo indígena en Colombia ha surgido como una fuerza transformadora, priorizando la autonomía, identidad y territorio de las comunidades sobre los modelos turísticos convencionales. Este enfoque, más allá de la simple economía, busca ser una herramienta de fortalecimiento cultural y autodeterminación. Para entenderlo mejor, hemos conversado con Jesús Paulino C., gestor cultural, empresario y guía de turismo, representante de la etnia Mokaná en el Atlántico, quien ha sido testigo y protagonista de este movimiento.

Jesús Paulino C. ha sido una voz activa en el desarrollo del turismo indígena, donde la experiencia y aportes desde la perspectiva Mokaná, especialmente a través de su participación en la Asociación Nacional de Turismo Indígena (ASONTIC). Su labor ha contribuido a visibilizar a las comunidades indígenas como actores clave en la política turística nacional. Un hito importante fue la participación en la Escuela Itinerante de Puracé, Cauca (2021), donde se firmó la Declaratoria de Puracé. Este documento subraya principios fundamentales como:

  • El turismo como fortalecimiento cultural y espiritual.
  • La defensa de la madre tierra y la autonomía como ejes rectores.
  • La necesidad de políticas públicas diferenciales que reconozcan el turismo indígena como un derecho colectivo.

A nivel local, Jesús ha impulsado Mokaná Tours, una iniciativa que integra saberes ancestrales, cultura y bienestar en experiencias como “Espíritu Ancestral” y “Tubará Mágica y Ancestral”. Estas propuestas demuestran que es posible fusionar la identidad y la espiritualidad con la sostenibilidad, proyectando un modelo turístico con potencial nacional e internacional.

Referentes de turismo indígena en el mundo y en Colombia

El turismo indígena no es un fenómeno aislado. A nivel global, existen modelos de éxito que sirven de inspiración. En Canadá y Nueva Zelanda, las comunidades de las Primeras Naciones y los maoríes, respectivamente, han integrado su patrimonio cultural en la oferta turística, ofreciendo desde ceremonias ancestrales hasta recorridos por territorios sagrados. En Australia, las comunidades aborígenes gestionan experiencias de ecoturismo que se centran en la conexión con la tierra y las tradiciones milenarias.

En Colombia, el turismo indígena ha florecido en diversas regiones. La Sierra Nevada de Santa Marta, con las comunidades Arhuaca, Kogui, Wiwa y Kankuamo, es un claro ejemplo. Sus proyectos turísticos se basan en la transmisión de su cosmovisión y el respeto por sus sitios sagrados. En el Amazonas, las comunidades Tikuna y Huitoto han desarrollado iniciativas que permiten a los visitantes interactuar con su cultura, su gastronomía y su profundo conocimiento de la selva. Estos proyectos demuestran que el turismo, gestionado de manera comunitaria, puede ser una herramienta para la preservación cultural y ambiental.

La inserción de los Mokaná en el Atlántico

El caso de la etnia Mokaná en el Atlántico es particularmente relevante. Aunque han enfrentado desafíos históricos, están revitalizando su identidad a través del turismo. A diferencia de las comunidades en la Sierra Nevada o el Amazonas, los Mokaná no habitan en territorios extensos ni poseen una población numerosa, lo que hace que su enfoque sea más íntimo y centrado en la recuperación de la memoria.

«Piedra pintada» de los indígenas Mokaná.

Para los Mokaná, el turismo es un medio para reactivar sus saberes, a través de la narración de mitos, la enseñanza de su cocina tradicional y la conexión con su historia. Proyectos como Mokaná Tours se convierten en una plataforma para la visibilidad de un pueblo que busca reafirmar su existencia y su papel en el paisaje cultural colombiano. Esta iniciativa demuestra que el turismo comunitario puede ser una fuerza de resiliencia y orgullo, incluso para comunidades pequeñas que buscan recuperar su legado ancestral.

Jesús Paulino C. lo concibe de manera clara: el turismo indígena no es un complemento, sino un actor principal del turismo colombiano. Con un futuro sostenible guiado por las comunidades, su valor radica en que no solo genera ingresos, sino que también protege el territorio, revitaliza la espiritualidad y fortalece la identidad cultural. La inclusión de estas iniciativas en la agenda nacional, a través de una política pública de turismo indígena, es esencial para lograr un desarrollo más justo y equilibrado.

En este camino, la experiencia de los Mokaná y los principios de la Declaratoria de Puracé son un testimonio de cómo el turismo indígena puede ser una herramienta de transformación social, guiada por las voces y el conocimiento de los propios pueblos.

Néstor Rodriguez Gallardo: 🇨🇴 Escritor de pasión y corazón, con poemas, novelas y relatos de mi provincia de Piojó, Atlántico. Con más de 10 años de experiencia en el sector turístico, tejo historias salvaguardando siempre el patrimonio oral y cultural de mi territorio, buscando inspirar y conectar con la riqueza de nuestros destinos locales y nacionales.
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