El tanatoturismo, también conocido como turismo oscuro, se define como una modalidad de viaje que atrae a visitantes a sitios asociados con la muerte, la tragedia o lo macabro (Foley & Lennon, 2000). Se basa en una curiosidad inherente por el misterio, el interés cultural o la necesidad de confrontar temas difíciles (Magano et al., 2022). Se manifiesta en visitas a cementerios, campos de batalla, lugares de desastre y sitios de leyendas, que sirven como memoriales y espacios de reflexión. Este tipo de turismo permite a los visitantes comprender la historia y la memoria de una comunidad a través de sus narrativas más oscuras y sus tradiciones.
En este contexto, Guayaquil, una ciudad portuaria con una historia marcada por incendios, epidemias y conflictos, presenta un vasto potencial para el desarrollo del turismo oscuro. La ciudad no solo tiene un rico legado histórico, sino que también es un fértil terreno de leyendas urbanas que se han transmitido de generación en generación (El Telégrafo, 2025). Estas narrativas, que mezclan lo real con lo ficticio, reflejan los miedos, las creencias y la identidad de la comunidad. Las leyendas como «La Dama Tapada» o «La Viuda del Tamarindo» y los relatos del Cementerio General, conocido por sus impresionantes mausoleos y su valor artístico y patrimonial, ofrecen una oportunidad para crear rutas temáticas que fusionan la historia con el folclor local.
Leyendas urbanas de Guayaquil
Las leyendas urbanas de Guayaquil son un elemento de su identidad cultural. Estos relatos han sido moldeados por el contexto histórico de la ciudad, un puerto dinámico y bullicioso que fue cuna de piratas, fiebres pestilentes y revoluciones.
Historias como la de «La Dama Tapada» personifican el miedo y la moralidad de una época. Se cuenta que era una mujer de la alta sociedad que, envuelta en un velo, seducía a los hombres en la calle para después revelarles un rostro esquelético, llevándolos a la locura o a la muerte. Este relato sirve como una advertencia sobre los peligros de la noche y el libertinaje, y todavía se evoca en los barrios del centro de la ciudad.
Otra historia relevante, «La Viuda del Tamarindo», se centra en el dolor y la traición. La leyenda cuenta que una mujer, vestida de negro, aparece en un icónico árbol de tamarindo, lamentándose por la muerte de su esposo. Su aparición, a menudo descrita como fantasmal, se asocia con un pasado violento y un lamento eterno. El relato es un eco de las tragedias y los conflictos que marcaron la historia de Guayaquil, y su persistencia demuestra cómo el folclor local sirve para procesar y preservar la memoria colectiva de los sucesos.
Además de las figuras fantasmales, el Cementerio General es un foco de historias. Sus impresionantes obras de arte funerario, que datan del siglo XIX y principios del XX, han dado lugar a narrativas que fusionan el arte con lo paranormal. Se menciona que algunos mausoleos son el hogar de espíritus inquietos o que las estatuas de ángeles y santos cobran vida al anochecer. Víctor Emilio Estrada y su pacto con el diablo, la tumba de las almas del purgatorio, la tumba ambulante, Alfredo Baldeón, obrero de la masacre de Cruces sobre el agua, entre otras; que, transmitidos por los guías y guardianes del lugar, convierten a este camposanto en un museo al aire libre y en una puerta de entrada al lado más misterioso de Guayaquil.
El Fray Simplón y sus Palomas, el duende de la Catedral, La Llorona, la leyenda de Bim Bam Bim, Los enamorados de la calle Quito, el niño de la mano negra, La Planchada, el Fantasma de la Casona Universitaria, la Hada en el cerro, el Come muertos, Guayas y Quil son varios de los relatos que se podrían implementar en esta modalidad turística de la ciudad; para enfocarse en experiencias guiadas que narren los sucesos históricos y las leyendas asociadas a lugares turísticos, podría dinamizar la oferta existente.
Conclusión
Lejos de ser una moda pasajera, esta fascinación por lo eterno se consolida como una alternativa turística sostenible, capaz de diversificar la oferta de la ciudad y atraer a un público interesado en experiencias auténticas y con un valor cultural intrínseco. Al abrazar sus historias de fantasmas, sus mitos y la belleza de sus camposantos, Guayaquil demuestra que su riqueza no se encuentra únicamente en su dinamismo comercial o su modernidad, sino en los ecos de un pasado que, aunque parezca dormido, sigue resonando en sus calles y en la memoria de su gente. El tanatoturismo es, en esencia, un tributo al legado que habita en las sombras y en las historias que se cuentan al oído.
En definitiva, la conexión entre las leyendas urbanas y el tanatoturismo en el Guayaquil histórico revela algo más que una simple curiosidad por lo macabro. Es una manifestación de la profunda relación de la ciudad con su pasado, una forma de mantener viva la memoria colectiva a través de sus mitos y sus espacios de descanso final. El tanatoturismo no solo revitaliza el patrimonio arquitectónico de sus cementerios, sino que también ofrece una ventana única para comprender las costumbres, los valores y las narrativas que han moldeado la identidad guayaquileña.
Referencias
- Foley, M., & Lennon, J. (2000). Dark Tourism: The Attraction of Death and Disaster. Thomson Learning.
- Magano, J., Silva, J. A., & Magano, L. (2022). The Development of Dark Tourism: A Case Study in Portugal. Journal of Tourism and Heritage Research, 5(2), 1-14.
- Navas, D., Galarza, B., & Zambrano, C. (2021). Oportunidades de desarrollo del tanatoturismo en Guayaquil. Revista Interdisciplinaria de Turismo y Desarrollo, 1(2), 55-68.
- Quinde-Arguello, J., Ortiz, E. G., & Vivas-López, M. (2022). El Cementerio Patrimonial de Guayaquil como atractivo turístico: Una propuesta de ruta temática. Revista de Turismo y Desarrollo, 3(1), 12-25.
- Imagen1: By Fcolomac – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=44194605

