El valor del servicio al cliente

Fuente: Flickr/Professional Images

Si al principio de todo me hubieran notificado que estar del lado del mostrador era algo tan complicado, me hubiera inclinado por esta profesión desde mucho antes, y es que todo lo que se hace en el círculo del servicio al cliente es tan excesivamente cuidadoso, que cualquier paso en falso es como un mini apocalipsis y sólo los grandes aciertos son materializados en las reseñas de los sitios web de viaje. Así es como los dedicados a este oficio hemos aprendido a valorar el arte en lo que hacemos.

Minimizar la labor de aquel que se encuentra ofreciéndote una permanente sonrisa o un repetitivo “buenos días”, es no contemplar las manos que han construido gran parte del gusto y la satisfacción de aquellos externos a este bello ámbito servicial. Para todos los tolerantes, contentos, satisfechos; para todos ustedes que nos dan la mano, que sonríen con un “gracias” incluido, es claro que han pasado por lo que nosotros o han puesto un poco de atención al esfuerzo casi inhumano que dedicamos a todo lo que hacemos, todos los días de nuestra profesión.

Hemos de notar una singularidad al adoptar al servicio en nuestras profesiones, y es que nos convierte en analistas del entorno que nos rodea al recibir el trato de algún mesero, chef, guía turístico, recepcionista de hotel, y no para crear un juicio de lo que hace o deja de hacer, sino que nos invade una enorme empatía que desemboca en la paciencia y la tolerancia ante sus actos, nos llega también la necesidad de valorar su tiempo, su esfuerzo, su conocimiento y experiencia. En lo personal, el pertenecer a este selecto grupo de profesionales, me aporta día con día para ser un mejor ser humano.

Con dedicatoria a todos los militantes que realizan la práctica del servicio al cliente, descansando entre semana y laborando días feriados, fines de semana, puentes y vacaciones, para todos nosotros son estas palabras; y es que la vida, ilustra el camino de a poco, y para todos los encargados del servicio, lo que ilustra son las buenas costumbres, el sentido de urgencia, la paciencia infinita, y la tolerancia ante la peor de las situaciones. Sin duda, estar frente un momento difícil es la mejor enseñanza que nos puede dejar esta profesión, donde el pago no es económico; es simbólico, donde un apretón de manos significa más que una ganancia monetaria, y es que de eso se vive realmente, de un Gracias, de una ilusión cumplida, de una destreza adquirida; así es, somos artífices de experiencias, de sonrisas y de expectativas, nuestra pasión, es un arte.

Emanuel Mendiola Arrieta: Hotelero de corazón, apasionado por la escritura y el turismo. “Viajar es más que ver lo que hay para ver; es iniciar un cambio en nuestras ideas sobre lo que es vivir.” Miriam Beard.
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