Oaxaca, una de las ciudades con mayor color del sureste de México

Templo de Santo Domingo / Créditos: Javier Rojas

El sur-sureste mexicano es cuna de las grandes culturas prehispánicas: Olmecas, Toltecas, Mayas, Mixtecos y Zapotecos; al mismo tiempo, la región tiene un vasto legado histórico de las distintas épocas que han marcado al país. La concentración más grande de población indígena se encuentra en esta región; la riqueza cultural, el patrimonio arquitectónico, la diversidad biológica y todos sus recursos, hacen de la región, una zona pródiga en destinos turísticos, algunos de los más importantes se encuentran precisamente en la región sur-sureste.

Oaxaca es uno de los Estados más extensos de México, su capital Oaxaca de Juárez es la ciudad más poblada, el Estado se divide en 570 municipios, de los cuales 418 se gobiernan bajo el sistema de usos y costumbres con formas locales reconocidas de autogobierno. Oaxaca para el turismo es un destino impresionante que alberga historia, cultura, biodiversidad, folklor, arquitectura y desde luego gastronomía.

Oaxaca es un referente turístico a nivel nacional e internacional, el Centro Histórico y la zona arqueológica de Monte Albán son considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987, fue de las primeras ciudades construidas a la llegada de los conquistadores, los edificios de cantera y piedra volcánica maravillan a todo visitante, la ciudad mezcla gran diversidad de culturas, artesanías, colores, sabores y paisajes; la cultura indígena oaxaqueña se manifiesta a cada lado que se mire, hay un toque mágico que invita a explorar cada rincón.

Zona Arqueológica de Monte Albán, Oaxaca.

El Centro Histórico de Oaxaca tiene una extensión que permite recorrerlo a pie sin mayor problema, se aprovechan las calles empedradas y de amplio espacio tanto para transeúntes como vehículos, a cualquier lado que se voltee y casi desde cualquier ángulo de vista, la mente sugiere captar una fotografía del paisaje urbano; y mientras continúa el recorrido, de pronto el visitante se entera que camina por el Andador turístico que de norte a sur conecta la zona del Templo de Santo Domingo con el Zócalo

Andador Turístico / Créditos: Javier Rojas

La arquitectura colonial de Oaxaca tiene una peculiaridad, las tonalidades de piedra de cantera verde o rosáceas en edificios civiles o religiosos van cambiando de color con la proyección de la luz del sol. Si se tiene la opción de pasear de forma repetida por los mismos lugares a lo largo del día, se puede apreciar esta gama de tonalidades en la que el verde adquiere mayor protagonismo: el ejemplo más notorio es la fachada de la catedral, la Iglesia de Santo Domingo, o el mismo Teatro Macedonio.

El templo de Santo Domingo es uno de los edificios religiosos que es necesario visitar cuando se está en Oaxaca capital, su construcción inició en 1570 y se inauguró en 1608. Fue ocupado por la orden dominica. Tiene una huerta que ahora representa un magnífico jardín botánico que asombra a propios y extraños. Las torres del templo quedaron concluidas en 1660 y en 1666 dieron por terminadas las obras mayores. La capilla del Rosario se construyó entre 1724 y 1731.

En esta parte alta del Andador, el ambiente invita a comer o cenar, en las calles, el viajero siempre se encuentra con gente paseando, comiendo esquites o elotes en los puestos ambulantes, disfrutando de una nieve o acoplándose a las Calendas, que son fiestas de celebración, de regocijo popular que marcan el inicio de las fiestas patronales en los Valles Centrales. La gente va desfilando por la ciudad bailando al son de la música de fanfarria que llevan.

La Basílica de la Virgen de la Soledad es otro de los edificios religiosos que mejor representa el barroco mexicano en el país, tiene una fachada muy peculiar, es un templo suntuoso del que sobresale su portada de cantera en forma de biombo, el interior del templo guarda entre sus objetos de veneración una imagen de la Virgen de la Soledad, que es reconocida como la Patrona Espiritual del pueblo de Oaxaca y a quien se le rinde un culto y una devoción similar a la que nacionalmente se le brinda a la Virgen de Guadalupe. 

Basílica de la Virgen de la Soledad / Créditos: Javier Rojas

El deleite para los fotógrafos de los mercados tiene en Oaxaca un auténtico tesoro tanto para los ojos, el olfato y para las papilas gustativas, cada sentido se pone en marcha percibiendo colores, esencias y sabores, a cada paso pausado, sin rumbo, como si de un laberinto se tratase, aquí no hay ruta a seguir más que el de nuestros sentidos.

El Mercado Juárez tiene una gran variedad de productos, entre los que sobresalen la joyería, los textiles, la cerámica, la cestería y jarciaría. La variedad de puestos de frutas, verduras, flores, nieves y aguas frescas, huipiles, faldas, bordados, sedas, alebrijes, mole, café y chocolate.

El Mercado 20 de Noviembre es otro mercado interesante. Para los más observadores notarán una característica que lo hace único y que le ha valido su segundo nombre “el de las carnes asadas”; o “el pasillo del humo”. Mientras más pasan los días de viaje y estancia, el mercado se va convirtiendo en referencia para alimentarse, lo mismo se puede desayunar, comer o cenar enchiladas de mole negro, rojo, amarillo, coloradito, estofado, tamales oaxaqueños, tlayudas, caldo de piedra y todos platillos referentes de la gastronomía oaxaqueña; y aún cuando hay remotamente una diminuta sensación de hambre, está el pan de cazuela que termina por saciar el apetito más voraz.

El solo hecho de llegar a este hermoso lugar ya es una aventura en sí, pues conserva ese toque mágico del pasado. Cuando uno se queda inmerso en esta vorágine de sensaciones, se piensa en las decenas de fotos que se pueden hacer sin avanzar un paso. Oaxaca está llena de festividades místicas, alegres y de vigoroso colorido que tienen lugar durante todo el año. Cualquier época es buena para visitarlo. Oaxaca es pues, una de las ciudades con más historia, cultura, sabores y colores del sur-sureste mexicano.

Javier Rojas: 🇲🇽 Soy Licenciado en Turismo, cursé mi carrera en la Universidad Autónoma del Estado de México. Mi experiencia profesional ha sido dentro del sector educativo y en la administración pública. Soy aventurero, me encanta viajar con mi familia, recorrer ciudades a pie y contemplar la naturaleza; tomar fotografías es otro pasatiempo que me apasiona.
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