Hojas y Jaboncillo, entre patrimonio cultural y minería

Museo de Sitio Hojas Jaboncillo//Créditos: hojas-jaboncillo.gob.ec

En este espacio de reflexión, anteriormente se ha expuesto la preocupación por la pérdida acelerada de recursos naturales y culturales que componen importantes atractivos turísticos de la provincia manabita, entre ellos los Cerros de Hoja y Jaboncillo. La preocupación se ahonda en este escenario por dos aspectos significativos; primero, porque se pierde un recurso natural importante a manos de la minería, lo que va en contraposición con lo que estipula la carta magna en su Art. 86: “El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice un desarrollo sustentable. Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la preservación de la naturaleza (…)”.

Pero más allá de lo que diga la ley, la lógica y el sentido propio de preservación del ser humano se pone en tela duda con las acciones devastadoras para ese ecosistema, y es que, la actividad minera en el sitio de interés no representa un modelo de gestión sostenible, no preserva la naturaleza y mucho menos crea un ambiente sano para vivir; las explosiones, el polvo y el ruido generado por la maquinaria y las volquetas que a diario ingresan y salen del lugar, afectan significativamente el anhelado buen vivir de la población local. No obstante, y a pesar de las leyes, las empresas mineras siguen obteniendo concesiones para explotar este recurso natural ¿Qué hace el estado? ¿Qué hace la prefectura? ¿Qué hacen los gobiernos locales?

Segundo, haciendo alusión a la riqueza arqueológica de éstos cerros, la misma constitución reconoce y pondera lo importante que es para la nación el recurso cultural, establece en el Art. 62: “La cultura es patrimonio del pueblo y constituye elemento esencial de su identidad. El Estado promoverá y estimulará la cultura, la creación, la formación artística y la investigación científica. Establecerá políticas permanentes para la conservación, restauración, protección y respeto del patrimonio cultural tangible e intangible, de la riqueza artística, histórica, lingüística y arqueológica de la nación (…)” y el Art. 64, menciona “Los bienes del Estado que integran el patrimonio cultural serán inalienables, inembargables e imprescriptibles (…)”. Cabe mencionar que parte de estos cerros es área protegida, el problema radica en que sólo una parte es protegida y deja una puerta abierta a la continuidad de la explotación minera, estableciendo esto un modelo extractivista que vela por intereses de grupos reducidos, que no vincula a las comunidades aledañas. A lo criollo sería; usufructúas mis tierras y no tenemos nada a cambio.

Arqueólogos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), a cargo del Parque Arqueológico Cerros de Hojas y Jaboncillo, han expuesto su preocupación por la posible pérdida de vestigios arqueológicos de la zona, dado que los últimos estudios han rebelado el alcance territorial que tuvo la cultura Manteña y su influencia en este sitio.

Quizá con una mentalidad rebelde, audazmente llamaría a todos los manabitas a la sublevación, a confiscar y expulsar de una vez y por todas las canteras, y preservar la flora, fauna, el patrimonio, el ecosistema y la vida misma, puesto que no se trata de un interés en particular, sino de un beneficio colectivo, de una obligación moral, una muestra de respeto por nuestro pasado, por la historia y la cultura.

Isidro Alcívar Vera: 🇪🇨 Es Ingeniero en Administración de Empresas Turísticas, con un Máster en Gestión de Empresas Turísticas. Investigador acreditado por la SENESCYT-Ecuador en temas relacionados al turismo: rural, comunitario, sostenible y arqueológico. Escribe para los periódicos El Mercurio y El Diario.
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