No bien se terminaban de trazar los lineamientos del (para entonces nuevo) turismo alternativo –allá por los 80- y ya el campo y la naturaleza entraban en juego como una nueva opción para desfogar al máximo posible las concentraciones humanas generadas por el denominado turismo masivo que atestaba ciudades y particularmente playas a su máxima capacidad.
La decisión no pudo ser mejor y las oportunidades se abrieron de manera espectacular, incorporando una gran variedad de escenarios y opciones para gozar, practicar y aprender en ambientes distintos, pero por sobre todo personalizables conforme las diferentes formas de ser y particularmente gustos de las personas.
El proceso no se detuvo allí, sino que, incluso, generó nuevas especializaciones o tipologías que ahora se manejan de manera formal y rutinaria.
Una de ellas es el turismo de aventura.
En lo formal, la Organización Mundial del Turismo define al turismo de aventura como “los viajes realizados por los turistas en busca de actividades generalmente (pero no necesariamente) orientadas a la práctica de ejercicio físico, y que suelen realizarse en zonas remotas o relativamente inexploradas”, OMT (2002).
El turismo de aventura se practica aprovechando los recursos que ofrece la naturaleza. Las personas buscan en él una oportunidad para envolverse en la exploración o viajes con un riesgo latente donde inevitablemente será necesario hacer uso de habilidades tanto físicas como psicológicas.
No tiene mucho sentido entrar en la discusión si el turismo de naturaleza impulsó al de aventura o viceversa. De eso se encargan los teóricos.
Lo que nos interesa tener claro es que el turismo de aventura es un paraguas enorme que abarca una cantidad igualmente grande de actividades en tierra, aire y agua, por las cuales unas personas llamadas turistas –o- excursionistas, se desplazan a otros lugares y pagan un dinero para experimentar emociones y sensaciones que les parecen un reto, siendo por ello que se lo tipifica también como turismo activo ya que tienen que involucrarse (o participar) con un nivel dado –e informado- de riesgo que supone el despliegue de unas habilidades físicas y sicológicas.
Índice
Características del turismo de aventura
A efectos de tipificar a una atracción como de aventura revisemos las cualidades que lo caracterizan:
- Desarrollo principalmente en medios naturales poco alterados, de alto valor ecológico y preferiblemente protegidos.
- Involucrar en la motivación de consumo, la oferta de experiencias que implican alguna dosis de destrezas y esfuerzo físico, no exento de riesgo, para “lograr algo” (búsqueda de un ambiente y actividades distintas) y/o “evitar algo” (escape del entorno cotidiano).
- Utilizar equipo especializado, comprobado y con un sistema de mantenimiento riguroso y vigilado por autoridad pública competente.
Especial mención merece el Guía por lo cual lo reviso en título aparte.
Importancia del Guía de Turismo
De lo anterior fácilmente podemos deducir 2 elementos intrínsecos a la actividad:
- Riesgo, confrontado con unos niveles de seguridad.
- Información, confrontada con la decisión autónoma del participante.
El punto de conexión entre uno y otro es el elemento fundamental para la continuidad de la oferta: El guía que tiene que estar perfectamente preparado y entrenado para controlar posibles extremos y situaciones peligrosas. Es en definitiva, ¡el rey de la fiesta!
Perfil de la demanda
La siguiente información está basada en el perfil de la demanda de Europa, pero bien podría aplicar al consumidor de nuestra región:
- Sexo: mayoritariamente varones
- Edad: 15 a 45 años
- Escolaridad: principalmente universitarios (cursando y profesionales)
- Duración: 2 días, promedio
- Procedencia: 95% urbana
- Poder adquisitivo: desde medio hasta alto
- Nivel de repetición: Medio-Alto, Alto
- Temporalidad: Vacaciones, verano (dependiendo país)
Actividades de turismo de aventura
Sólo la imaginación y el cuidado extremo en términos de seguridad es el límite para el constante desarrollo como deporte puro y su posterior incorporación al turismo, sea como producto terminado o insumo de otras tipologías.
La Secretaria de Turismo de México (SECTUR) hizo una clasificación de las actividades que se pueden realizar de acuerdo al espacio natural donde se desarrollan: