amistad con las orcas"Beto" haciendo amistad con las orcas.

Siempre opiné que relacionarse directamente con el turismo es adentrarse en cada rincón, en cada lugar, allí donde prevalecen sueños, utopías y personas que tienen distintas visiones, relaciones… que interactúan aún con temas que para la gran mayoría de seres humanos “normales” pueden parecer extremos y/o fuera de contexto. Y les puedo asegurar: existen estas personas/situaciones… ¡existen!

Relacionarse con determinadas especies animales es un auténtico desafío para muchos mortales, máxime para aquellos que nacen, desarrollan sus vidas en contacto directo con la naturaleza, donde surgen preguntas que no siempre tienen respuesta.

Es el caso de alguien que naciera en plena Cordillera de los Andes, en este lugar enclavado entre montañas llamado Esquel: alguien que tuviera como “compañeros” de vida a caballos, perros y demás animales propios de la zona. Pero claro, como todo joven inquieto, deseoso de saber, conocer, estudiar, cerca de los 20 años se trasladó a la ciudad de Puerto Madryn (costa chubutense) a los efectos de estudiar Biología Marina: cambiaba montañas por el mar del bravío Océano Atlántico, ese mar que tanta vida marina guarda. Y ello fue envolviendo al joven Beto, un desafío que rápidamente lo hiciera cambiar de rumbo: Guarda fauna en la Península Valdés. Su vida daba un giro que marcaría todo cuanto vendría de allí en más. Ya comenzaba a tener plena vigencia por aquellos días, las aventuras marinas de Jacques Cousteau en el recordado buque oceanográfico Calypso: punto referencial para este Guarda fauna marino.

Beto y las orcas
Beto y las orcas.
Beto y las orcas
¿Por qué no?

Por otro lado, comenzó a tener muy al alcance de sus ojos, de su inquietud permanente, a las distintas especies en esas playas de heladas aguas; pero particularmente le comenzaba a interesar sobremanera todo lo concerniente a las Orcas (animales que el ideario popular les diera tan mala fama). Y así todo ello pasó a ser verdadera fascinación: y comenzó a relacionarse con ellas: nadar, acariciarlas, establecer un vínculo que hasta esos momentos no se conocía en ninguna parte del mundo.

Ese “acercamiento” comenzó a plasmarse concretamente; por un lado lo científico: estudiarlas, saber más de ellas; ¿por otro? como buen conocedor de la naturaleza se dio cuenta que eran amigables, que pretendían “jugar”. Y así comenzó esa aventura, con un manojo de algas marinas. Él las tiraba, ellas se las acercaban nuevamente… y así transcurría el tiempo. Al otro día se repetían los juegos, acercamiento, música con una armónica, nadar… ALGO SUMAMENTE IMPORTANTE: LA INICIATIVA ERA DE ELLAS.

Y así también fue conociendo y documentando técnicas de caza, reproducción, etc. de estos seres marinos.

También Beto tuvo problemas con las autoridades (él como guarda fauna tenía que hacer cumplir determinadas normativas, y eso de acercarse a una fauna salvaje no era buen ejemplo para los turistas) no obstante las fue sorteando…

Todas estas “experiencias” le acercaron posibilidades: que fuera siendo reconocido por distintos organismos internacionales (beca de National Geographic), todo seguía un curso impensado: científicos internacionales fijaron su atención en este joven que vivía corriendo los límites conocidos, fue así que Animal Planet lo llevó a ser protagonista de un documental sobre las llamadas “ballenas asesinas”, que dulcemente se relacionaban con Beto «el guarda fauna patagónico».

Música que acerca a las orcas
Música que acerca…
amistad con las orcas
Amistad: supremo concepto.
beto al lado de las orcas
Más allá de los límites…

Pero según el dicho: «la vida te da sorpresas»… aquel documental fue visto a miles de kms. de distancia por un niño autista de 9 años que reaccionó sorpresivamente ante la visión de orcas interactuando con un ser humano de manera impensada… un “¡yo, yo!” salió de su boca.

El niño con su madre, terminaron al poco tiempo en las costas Patagónicas, junto a Beto y una experiencia maravillosa con esas orcas de aguas heladas. Esa relación pasó a ser una verdadera terapia in situ para Agustín (el niño autista), todo ello quedó plasmado en un libro:“Agustín, corazón abierto”. Pero claro, esto “daba para más”:  un guion vio la luz, productores cinematográficos se interesaron y nace el film: “El faro de las orcas”(2016), desarrollado casi íntegramente en el lugar de los hechos. La pareja protagónica: Joaquín Furriel (Beto) Marivel Verdú  (madre del niño) Joaquín Rapalini Olivella (niño). Una historia realmente emocionante, emotiva… humana.

En un mundo que permanentemente nos “invita” a ciertos divagues surge una bocanada de aire puro: la interacción de animales con humanos es factible, y deja un saldo eminentemente positivo… surgirán quienes cuestionen, quienes opinen de diversa manera; las respuestas yacen en el cofre dorado de las vivencias de aquellos directamente involucrados, de los “actores de la vida”, de quienes puedan, sepan y tengan la posibilidad de acariciar aún a sus propios sueños.

¿Agustín? Los resultados fueron maravillosos: pudo reintegrarse a la sociedad, a la vida, es artista… ¿qué más?

Si visitas a Puerto Madryn – Chubut: pregunta por Roberto Bubas (“el encantador de orcas”) te dirán dónde ubicarlo.

El Papa Francisco recibe a Roberto Bubas
El Papa Francisco recibe a Roberto Bubas.

Video: El faro de las orcas – Trailer

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Por Néstor Nanni

Soy originario de la ciudad de La Plata: jubilado, Profesor y Lic. En RRHH: con amplia experiencia en temas sociales. Radicado en la Patagonia hace 4 años. Fundamentalmente en este paraíso busco concretar algo que las ciudades y el trabajo no me permitieron: escribir (poesía es mi fuerte). Amo a la naturaleza, siempre fui un patagónico sin haber nacido en la Patagonia. Tierra prometida: sueños, utopías…

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