Tacna, ciudad fronteriza con Chile, al año 2019 lideraba la recepción del mayor número de visitantes extranjeros en frontera: un total de 950 mil visitantes. La mayoría de ellos chilenos (83%) y una minoría dispersa entre colombianos (3%), argentinos (2%), brasileros (1%).
La atracción de los chilenos hacia Tacna habría estado liderada por un tipo de cambio más favorable de su moneda frente al sol peruano desde el año 2003, permitiéndoles acceder con costos más bajos, de entre tres a diez veces menos, a todo tipo de bienes y servicios, entre ellos los de hospedaje, alimentación y actividades recreativas, pero también a servicios médicos como dentales y cirugías. Tacna, además, posee una zona franca, donde hasta los vinos chilenos cuestan menos que en Arica, dada la exoneración total de impuestos a todos los artículos que allí se comercialización, que incluyen artefactos, ropa, calzado, juguetes, adornos, camping, tecnología, cosméticos, licores e insumos, materiales y equipos para la agroindustria e industria en general; casi 1 500 partidas arancelarias.
Pero la pandemia del COVID-19 acabó con dicha presencia y, como consecuencia, una fuerte afectación a la economía de los tacneños que se prolonga hasta la fecha, porque Chile recién abriría su frontera a fines del año 2021. Por otro lado, hoy Perú enfrenta una fuerte devaluación del sol peruano frente al dólar norteamericano, (15% aproximadamente en los últimos 6 meses) después de más 20 años de estabilidad, la cual, aunada a la disminución de las exportaciones en todo mundo y la persistencia del miedo frente a los contagios, hace difícil prever que en el corto plazo se alcancen los niveles de visitas de años anteriores; cifras que, además, ya habían comenzado a decrecer desde el 2017, año que arribaron a los hospedajes 702 mil turistas, versus los 606 mil que arribaron el año 2019.
Sin embargo, Tacna puede prepararse para ser capaz de atraer a más turistas, tanto de Chile, como del resto del mundo, en todas las épocas del año, gracias a su variada gastronomía basada en la altísima biodiversidad de productos marinos y agropecuarios; así como a sus múltiples espacios naturales y culturales capaces de convertirse por sí solos en atractivos turísticos.
Tacna es el departamento peruano que más aceitunas produce actualmente, debido principalmente a su suelo desértico que permitió el desarrollo del olivo desde el año 1559 que llegó al Perú traído desde Sevilla, España. Al año 2019 las plantaciones cubrirían un total de 26 mil hectáreas (8 mil en constante producción), de las 30 mil que se sembrarían en tres regiones más: Moquegua, Arequipa e Ica. Entre los años 2000 y 2017 la producción en Tacna creció de 17 mil toneladas a 69 mil, pasando del 53% del mercado nacional al 85%. La concentración de olivares y su zona liberada de impuestos han atraído a grandes y pequeñas empresas procesadoras de aceite de oliva del país, quienes del total producido ya exportaron al 2017 un total de 16,547 toneladas, esto es, el 88% del total nacional.
La condición casi exclusiva de productora de aceitunas puede ser aprovechada para que Tacna adopte como su producto turístico principal la “Ruta del Olivo” y la convierta en el paraguas para promocionar todas las actividades de bienes y servicios, bajo una relación más que ideal que es la unión del turismo con un producto bandera con potencial de crecimiento por su consumo mundial. En dicha ruta se integrarían, para el deleite de los turistas, la aceituna y aceites de oliva, los vinos y pisco de productores locales, el ceviche, el picante a la tacneña, el caldo de gallina, el cordero a la parrilla, el adobo tacneño, el chicharrón con maíz tostado, la patasca tacneña, el cuy frito entre otros cientos de delicias culinarias. Y las aceitunas pueden ser aliñadas, partidas, machacadas, rayadas, enteras, rellenas, verdes, negras, moradas, etc., etc.
La definición y reconocimiento de la ruta por parte del Gobierno Regional de Tacna, entidad competente para ello, permitiría que la promoción de inversión, efectuada desde los tres niveles de gobierno, atraiga la instalación de más hoteles y restaurantes a lo largo y ancho de Tacna. Es la actividad privada de los prestadores de servicios turísticos la que es capaz de ofrecer experiencias únicas en sus establecimientos y en las chacras, haciendas, sitios naturales y sitios culturales que con innovación y creatividad se incorporarían a la ruta; idealmente a través de las agencias especializadas de turismo y previo acondicionamiento turístico que resguarden la vida y salud de los turistas y de los recursos visitados.
Y la ruta también permitirá la promoción turística a nivel nacional e internacional, la cual debe ser asumida íntegramente por PROMPERÚ, el órgano especializado del MINCETUR. A dicha entidad le correspondería desarrollar la marca turística de Tacna, en coordinación con el Gobierno Regional de Tacna, gobiernos locales y los prestadores de servicios turísticos. La promoción turística debe ser constante y a cargo de entidades con los fondos necesarios y profesionales especializados para dar continuidad a las campañas; esto es, dado el costo elevado de dichas compañías es difícil que sean sostenidas por los propios emprendedores turísticos, ante lo cual el compromiso del estado es fundamental. Si se desea que el desarrollo del turismo en las regiones sea sostenible, no bastará, aunque sea imprescindible, que los servicios turísticos que ofrecen los particulares sean competitivos; esto es, aquellos que guarden relación entre precio y calidad y que incluyan una alta valoración por los pobladores rurales, sus cosechas y sus costumbres, si ello no es acompañado de promoción turística nacional e internacional constante.
Los turistas cada día buscan vivir más experiencias, lo cual debe llevar a abrir la mente de los prestadores de servicios turísticos, incluyendo entre ellos a los que prestan servicios de turismo rural, vivenciales y de aventura. Hay cientos de expectativas de los turistas que van desde espacios apartados o exclusivos, con servicios para multigeneraciones, con buena comida y spas en un solo lugar, con espacios donde los sueños se fundan con la realidad, con viajes sin stress, con rutas con acceso directo a recursos culturales, naturales y comunidades, lujo, naturaleza y cultura juntos, lugares donde los turistas puedan mimetizarse con las costumbres y lugareños, lugares donde hayan actividades supervisadas para los niños, entre tantos otros servicios. “Piense en los recuerdos que desee evocar, luego diseñe para esos recuerdos” (Local Experiences and Social Enterprises, Walter Jamieson, 2015).
Tacna tiene los recursos culturales y culturales en cantidades significativas para que las visitas se repitan una y otra vez. Algunos ya acondicionados turísticamente, otros a la espera de ello. Están el museo ferroviario de Tacna (actualmente con obra en ejecución por Plan COPESCO Nacional, unidad ejecutora del MINCETUR); el paseo cívico, la catedral y la casa de Basadre y el Campo de la Alianza; el valle del Miculla con petroglifos y puentes colgantes; el fenomenal Valle Geotermal de Géiseres con sus 85 fuentes termales que emanan agua hirviente con una temperatura superior a los 180 °C; los humedales de Ite; la laguna de Aricota; el Santuario del Señor de Locumba; Tarata y su mirador de Apacheta; el volcán Yucamani: el Área de Conservación Regional Vilacota Maure donde la yareta y la tola calman los dolores pero también donde se puede observar alpacas, vicuñas salvajes, venados andinos y aves suri; la cascada de Calachaca con sus baños termales, las lagunas Vilacota y Condorpico ubicadas sobre los 4300 m.s.n.m.; las Pampas Uyuni, Conchachiri y Mamuta; la catarata de Panina, el valle viejo de Tacna entre los distritos de Pocollay-Calana-Pachia; la playa Boca del Río; Petroglifos de Anajari; pinturas rupestres de Toquepala.
Al año 2021 existen inventariados 67 recursos turísticos; número que imagino pequeño dada la biodiversidad y alto número de ecosistemas que albergaron culturas preincas como Chinchorro, Amanchacos y Coles de hace tanto como 9 mil años a.C.; o la cultura inca y las construcciones de la época virreinal y republicana. Todos ellos a la espera de que los gobiernos locales y prestadores de servicios turísticos los prioricen a efectos de su acondicionamiento para la consolidación y desarrollo del turismo.
Para solventar las inversiones públicas de acondicionamiento turístico, el gobierno regional y municipalidades deben destinar fondos presupuestales de aquellos provenientes de las regalías mineras, teniendo en cuenta que de Tacna se exporta molibdeno, cobre y oro, cuyos precios internacionales se encuentran en aumento. Y las inversiones de acondicionamiento estarán justificadas con el gasto efectuado por turistas nacionales y extranjeros. Solo al 2019 arribaron a Perú un millón doscientos mil turistas chilenos que permanecieron 6 noches y gastaron 634 dólares en promedio.
Tacna, debe, en consecuencia, en adición a la ejecución de los proyectos de inversión pública en turismo, solicitar al ente nacional la priorización de publicidad en Chile y Bolivia para atraer turistas que llegan allí de países lejanos como Australia, Corea, China y Japón. Pero también publicidad en Europa y Estados Unidos de Norteamérica, de donde viajan al sur en busca de nieve; ellos podrían regresar a sus países previo disfrute en Tacna de los baños termales con spa y de la excelsa gastronomía por su cercanía al mar. Agréguese la posibilidad aún mayor, si en Tacna los turistas encontrarán conexión con Cusco y Machu Picchu, sin tener que ir previamente a Lima, como sucede actualmente. Aunque el mercado a priorizar, por excelencia, debería ser el limeño. También los arequipeños, en particular, y los peruanos en general.